EVS IN CZECH REPUBLIC 2018-2019

Me llamo Gabriel Camino, nací en 1992 en Laredo, un pueblo de Cantabria (España) donde me crie hasta los diecinueve años. Posteriormente me fui a estudiar Bellas Artes a Bilbao, ahí he estado viviendo durante cinco años. En realidad me siento perteneciente al noreste de la península ibérica. Básicamente por mi experiencia en estos lugares, moverme a Euskadi no es entrar en una tierra nueva.

Durante el curso 2018-2019 voy a realizar un voluntariado europeo dentro del programa SVE de Erasmus+, en la Republica Checa, en el pueblo de Náchod en un programa dirigido a la infancia y la juventud. periódicamente os iré contando mi experiencia en este blog. Kiribil Sarea actuara como mi «entidad de envío».

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No he sido educado para hacer distinciones entre fronteras y a pesar de no dominar la cultura vasca o su idioma, no me siento en otro lugar porque las condiciones culturales en las que he nacido no me han condicionado mucho en mi forma de ser. Me siento diferente si me muevo hacia el sur de la península porque pienso que la forma de ser de la gente es diferente a la del norte, básicamente es más tranquila. El factor más importante es su humedad y el verde de su vegetación, fuera de esta zona la vegetación se tiñe de ocre o amarillo. Siento mayor pertenencia al norte de España o incluso al suroeste de Francia o al Reino Unido, y me siento menos perteneciente a Castilla o al Mediterráneo. Es una cuestión de naturaleza sobre todo.

Me gusta mucho mi pueblo, Laredo, es un pueblo destinado al turismo, un turismo playero pero a partir de otoño se vacía y no se llena hasta el siguiente verano. En estos meses vacíos su utilidad pierde importancia y se convierte en un bello pueblo fantasma en el que por las noches sientes algo mágico. Te puedes mover con total libertad por edificios sin gente con una larga fila de luces que se extiende por todo el paseo marítimo mientras escuchas el estruendo de las olas y el canto de las gaviotas que ahora viven en los tejados de las casas y no en el puerto porque se tuvieron que trasladar tras la reconstrucción de este. Después de estas obras, esta infraestructura le quito espacio al mar y ahora las olas se están comiendo los bares que están en la punta del pueblo dejando unas ruinas y una manifestación natural muy bonita.

Yo soy una persona con muchos gustos diferentes que trato de unir entre sí. Puede intuirse por los párrafos anteriores que me siento realmente en mi sitio en un ámbito natural. Simplemente aprecio la naturaleza y trato de tener una mayor conciencia sobre esta y menos por la civilización en su contexto contemporáneo.

Trato de exteriorizar lo que siento por los lugares a través del arte. Yo principalmente pinto y he aprendido ese gusto en los años en los que he estado en la facultad de Bellas artes. Es algo a lo que me he apegado demasiado pero ahora estoy en un momento en el que quiero desarrollar y juntar más cosas como la escultura, la instalación, la fotografía o el audio-video. Moviendo la naturaleza como base y la pintura o lo que sea posible como instrumento, trato de hacer una unión con el exterior en el que me pose en ese momento dado.

Para ello viajar es una cosa muy fructífera porque añade experiencia vital en uno mismo y puede disponerse en el medio más cómodo en el que te expreses. Más que viajar, porque esto entiende muchos clichés, me refiero a moverse, a caminar, a descubrir. Esto te obliga a conocer los sitios por donde te muevas, a conocer personas, idiomas y culturas y hace que reflexiones sobre estas cosas. Yo trato de pintarlo, fotografiarlo, escribirlo. Esta es la motivación básica de mi vida: conocer las cosas y registrarlas por el filtro de la pintura.

Me interesan las cuestiones sociales, ayudar a la gente que necesite ser ayudada. Me veo en una vida como voluntario eventual. Algo que vaya ascendiendo desde conocer a distintos tipos de personas con culturas diferentes hasta una ayuda social mayor en el que se trate de abordar un problema que afecte a la vida de estas, como cuestiones de género, refugiados, discapacidades o medioambiente.

Me gusta la música, suelo bailarla, pero no bailo en los bares ni en las discotecas y mucho menos en las charangas. Bailo en mi casa sin que nadie me vea porque no necesito a nadie ni nada. Solo trato de sentir la música y cerrar los ojos. Escucho muchos tipos de música pero solo escucho a una persona, un compositor holandés llamado Legowelt o Danny Wolfers que tiene decenas de seudónimos en base a los sonidos y ritmos que utilice. No se tocar instrumentos y mi coordinación es nefasta para ello pero siento una empatía total con esta persona.

Otro tipo de sonidos que me gustan no salen de la electrónica, comprenden guitarras y percusiones y me gusta punk mutante como Dawn of Humans y una larga lista de grupos. Escucho a Fela Kuti y a Gil Scott Heron. Y una larga lista de estilos y personas.
Con lo que domino (dentro de lo que cabe) la pintura, su futuro tiene el nombre de incertidumbre, de duda, es algo que no sé donde acabara y en lo que no puedo cerrarme.

Por eso quiero hacer más cosas en la vida, aprender de buena gente que me vaya encontrando en el camino, aprender de las montañas y los pajaros, de los trenes, de los ríos, de las torres de las catedrales, de los idiomas, de mi sudor y el barro, del humo, de las chimeneas, de los túneles de metro. De mayor quiero tener un huerto.

Os iré comentando mi experiencia por el SVE.