Bueno, pues después de casi medio día entre aeropuertos, autobuses y maletas, ya estamos dando guerra por Italia. Después de dos horas y media de viaje, la gente italiana nos ha venido a recoger al aeropuerto, cartelito y todo (lo del cartelito ha sido un puntazo, nos ha hecho sentirnos muy importantes la verdad).
Aunque hemos cenado muy pronto,la cena ha sido poco más que genial. Un diez a la pasta italiana, y al queso, y a todo lo que sea comestible. Como buenos euskaldunes que somos, no hemos dejado ni las migas. ¡Que se note de donde venimos!
El sitio donde nos alojamos es un cámping super gigante, o al menos esa sensación nos ha dado, ya que no hemos tenido oportunidad de ver mucho más (pero don’t worry, lo exploraremos de arriba a abajo, y no habrá esquina que Euskal Herria no pise). Dormimos en bungalows, pequeñitos pero graciosos, aunque todavía no los hemos pisado más que para dejar as maletas, ya que el bar del camping nos estaba llamando prácticamente a gritos.
La gente muy simpática, ya tenemos amigos italianos, y aunque mañana madrugamos, estamos contentos.
Seguimos vivos.
